La Nueva Era de la Paz

El lunes comenzamos una nueva era, un nuevo mundo donde nadie será juzgado por su nombre.

Un mundo de hombres de paz, de aquellos que, a través de sus obras, construyen un futuro mejor.

Premios Nobel de la Paz, líderes, y personas comunes que trabajan cada día como arquitectos de la paz.

Antonio Gutiérrez, Justin Trudeau… y tantos otros que alzan la voz en países que han sufrido ataques sin razón: Dinamarca, Canadá, México, el Canal de Panamá, Inglaterra, Francia, Alemania, Japón, Corea del Norte, Austria, Nueva Zelanda, India… ¡Despierten!

Los arquitectos de la paz son quienes la construyen.

La paz no se hace con agresores, se hace con la gente de paz, con asociaciones civiles comprometidas.

Asociaciones que respetan la Carta de la ONU y han firmado la Agenda 2030.

La paz no depende de un solo hombre, depende de la humanidad entera.

Esa es la base.

¿Qué es ser humanista?

Es comprender que somos ocho mil millones de milagros en la Tierra.

No se necesitan armas para construir la paz.

Se necesita diálogo en cada comunidad, en cada pueblo, entre vecinos que viven a solo diez minutos unos de otros.

Abramos juntos:

Cafés por la Paz.

Observatorios por la Paz.

Diplomados por la Paz.

Unámonos para construir, no para dividir.

Deja tus armas afuera… y ven a dialogar.

Hablemos de cómo podemos vivir juntos, sin racismo, sin sexismo, con respeto para todos.

La Agenda 2030 nos invita a cuidar también de nuestra salud mental.

Hoy reconocemos un gran problema global: el perversismo narcisista.

Hacemos un llamado a la Organización Mundial de la Salud para que actúe, para explicar que hay quienes no ven la humanidad en el otro, que no reconocen al prójimo ni al más vulnerable.

Dios nos lo enseña en todas las religiones:

Ver al otro.

Amor y paz.

Vivir en armonía.

No hay lugar para quienes creen que la vida se trata de pisotear al otro para ganar más.

La inteligencia artificial es solo eso: artificial.

Debemos cuestionar quién está detrás de la información que recibimos.

No permitamos que la desinformación alimente conflictos.

La paz comienza con la verdad.

Hacemos un llamado:

No hay un pueblo que quiera la guerra.

Ni en Israel, ni en Rusia, ni en ningún lugar del mundo.

Hoy, las redes sociales pueden ser un arma poderosa, capaces de propagar mentiras que rompen la paz.

Pero no es a través de la separación como alcanzaremos la paz.

Es sentándonos juntos, con asociaciones civiles, para dialogar y detener la violencia.

Propongamos un alto al fuego por un año.

Un año para pensar, para dialogar, para sanar.

La paz no es una meta lejana.

Está al alcance de todos.

No necesitamos asambleas inútiles ni discursos vacíos.

Necesitamos acciones concretas.

La Agenda 2030 nos da un camino claro: inclusión, no exclusión.

Sabemos que la paz es posible si compartimos la misma visión:

Amor, respeto, humanidad.

¿Cómo empezar?

Apaguemos por diez días esas redes sociales que solo alimentan el odio.

Observemos cómo cambia el mundo sin ese ruido.

La verdad emergerá.

Defendamos la vida.

Defendamos a quienes han sido víctimas de la violencia, de bombardeos, de injusticias.

Cada ser humano tiene derecho a vivir en paz.

La tecnología nos permite votar de forma instantánea.

Proponemos que los pueblos del mundo voten:

¿Queremos la guerra… o queremos la paz?

Esta revolución pacífica empieza mañana.

Antes del Día del Amor, el 14 de febrero, alcemos la voz.

No necesitamos armas.

El Muro de Berlín cayó sin armas.

La Revolución de Praga se hizo sin armas.

Portugal logró su revolución pacíficamente.

Visita caféporlapaz.org,

Viste una camiseta con un corazón en el pecho.

Sal a la calle y muestra tu compromiso.

Si no puedes, levanta el cuello de tu suéter…

Que se note que ha llegado la moda de la paz al mundo.

¡Viva México!

¡Viva Canadá!

¡Viva la humanidad!

Recuperemos el camino de la paz.

La solución está en nuestras manos:

Dialogar. Escuchar. Actuar.


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La Autoridad Secuestra a Georges Brassac, Presidente de Asociaciones Civiles por la Paz